Me desperté confusa... Con una sensación extraña... Una mezclade pena por no volver a sentir su piel, y felicidad a la vez, por decidirme a empezar una vida sin él...
Quité cualquier pena de mi cabeza y decidí que iba a ser un gran día.
Por fin lo había entendido, después de tanto tiempo lo había logrado... La cuestión no es olvidar, sino aprender a vivir con ello.
Había estado tan ocupada intentando olvidar, que no había podido darme cuenta de que ya había aprendido a vivir con él, que ese recuerdo ya formaba parte de mi, y no tenía porque hacer nada para cambiarlo...
En ese preciso momento, en el que la alegría me invadió, me vino una clarísima idea a la cabeza: No pienso pedirte que vuelvas...
lunes, 31 de marzo de 2008
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